La Gran Aventura de la Eternidad
- Carlos Barroeta
- 17 ago 2017
- 2 Min. de lectura

Estaremos en la presencia de Dios y al fin tendremos el hermoso privilegio de contemplar la gloria sublime y majestuoso rostro.
Allí los intelectos inmortales contemplaremos con eterno deleite las maravillas del poder creador, los insondables misterios del amor redentor.

Toda facultad mental será desarrollada y toda capacidad aumentada, no habrá limites para el aprendizaje.
La adquisición de conocimientos nunca mas cansará la inteligencia o agotara las energías, sino que por el contrario las aumentará.
Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, podrá satisfacerse todas las aspiraciones mas sublimes, y realizarse las mas encumbradas ambiciones y sin embargo surgirán nuevas y mas estupendas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, saldrán nuevos objetos (tecnología jamás soñada) que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo.
Todos los tesoros del infinito universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios.

Libres de las cadenas de la mortalidad y del tiempo, nos lanzaremos en inalcanzables vuelos hacia las lejanas galaxias y lejanos mundos, mundos a los cuales el espectáculo de las miserias humanas causaba estremecimiento de dolor y pesar, y que causaba alegría y se entonaban cantos de gozo al tener noticias de un alma redimida.
Con indescriptible dicha los hijos del planeta tierra participaremos del gozo y de la sabiduría de los seres que no cayeron y los mismos compartirán los tesoros de conocimiento e inteligencia adquiridos durante los siglos y siglos en la contemplación de las obras extraordinarias de Dios.
Con la visión clara consideraremos la magnificencia de la creación, de soles y estrellas, y sistemas planetarios que en el orden a ellos asignados con leyes inviolables circuyen en torno a la divinidad.

El nombre del creador se encuentra escrito en todas las cosas, desde la mas pequeña hasta la mas grande, y en todas las estrellas se ostenta la riqueza de su poder.
Y a medida que los años de la eternidad vayan transcurriendo, traerán consigo revelaciones más ricas y aun mas glorias respecto de Dios y de Cristo.
Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento.
Cuanto mas sepan los hombres acerca de Dios, tanto mas admiraremos su perfecto carácter.
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